En el Centro de México la congregación se caracteriza por una viva realidad eclesiástica. El CFIC abrió su primera casa en el año 2003 en la ciudad de Mérida, dedicándose a la labor pastoral en la parroquia y en el mundo de la salud.
La entrada en la comunidad de los primeros líderes religiosos locales y la buena voluntad de la población local sentaron las bases para un desarrollo muy significativo en áreas clave del carisma de la Congregación. La comunidad religiosa se caracteriza por su identidad multicultural.
México cuenta con una organización juvenil activa enfocada en construir más valores que conduzcan a un crecimiento continuo, con la ayuda de María, Jesús y el Padre Monti, forjando jóvenes con un profundo amor por las necesidades de los demás y capaces de contribuir al desarrollo de su entorno. .
El grupo apoya a la comunidad en actividades altruistas, sensibilizándose ante los problemas actuales e inculcando valores católicos. Orientan, ya que su identidad es la de jóvenes católicos, a que la juventud católica de todo el mundo viva con esperanza, compromiso y amor. Participan en actividades comunes, como visitas a hospitales y orfanatos.